martes, 8 de diciembre de 2009

El Nirvana

En el contexto religioso, este término pasa a aplícarse en las religiones surgidas en India como el brahmanismo, budismo, jainismo o el yoga, para así indicar un estado de cese de la actividad mental corriente y que significará una liberación espiritual. Dependiendo de cada contexto religioso el Nirvana tiene diferentes implicaciones. Las dos religiones más importantes respecto a su influencia en occidente son la brahmanica (popularmente llamada hinduísta) y el budismo (predicada por Siddharta Gautama, el Buda).

En todas estas religiones tiene connotaciones de quietud, serenamiento y paz, y la persona que experimenta el nirvana se compara a un fuego apagado cuando su provisión de combustible se ha extinguido. En todas ellas también este combustible sería la falsa idea del Yo, que causa (y es causada por) el deseo, la necesidad, la conciencia, el nacimiento, la muerte, la codicia, el odio, la confusión, la ignorancia. Entonces nirvana no sería un sitio ni un estado, sino una verdad absoluta que debe ser experimentada.

Como no se puede definir el Nirvana con palabras, se lo suele referir por lo que no es. No es la existencia común a la que está sujeto el ser humano. No es ningún tipo de desarrollo o conversión. No tiene principio ni fin (no se encuentra dentro del tiempo medible). No se puede generar o fabricar. No tiene dualidad, por lo que no puede ser descrito con palabras. No tiene partes o etapas que se puedan distinguir unas de otras. No es un estado subjetivo de conciencia. No está condicionado a nada o por nada.

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